viernes, 24 de enero de 2014

Una degustación de 'El miajón de los castúos'

La gastronomía siempre está ligada a la cultura de los territorios. Y en la cultura, la literatura juega un papel preponderante. El escritor y tinajero de Guareña Luis Chamizo reflejó en 1921 la lengua de los pueblos extremeños en una docena de poemas que se han convertido en uno de los mayores referente literarios de la región: 'El miajón de los castúos'

Si bien la temática de la obra no está relacionada directamente con los productos de la tierra son inevitables los guiños gastronómicos que Chamizo hace en sus versos:

* El pan:  Los castúos se definen como "una casta de labradores que cultivaron sus tierras por sí mismos". Una raza que pasa apuros económicos reales. El pan, entendido como el sustento básico, es un elemento persistente en los poemas. Un pan por el que trabajan de sol a sol y por el que se ven obligados a "despreciar a la pereza"
qu'el suor que nuestras frentes esparraman
pa ganar el cacho pan que nos comemos
jiede a sangre corrompía
si es que güervea nusotros del arcón del usurero
* Olivos y aceitunas: ¿Qué sería Extremadura sin sus paisajes verdes cargados de olivas? El escritor dedica una estrofa a los padres del aceite. Un aceite del que los extremeños pueden presumir de dos denominaciones de orígen, Monterrubio y Gata-Hurdes:
Olivo de Cáceres
Los olivos ya mocean, ¡los mocosos!
en sus largas carrefilas po los medios
delgainos rechonchetes verdiales
desgarbaos panfilotes cornezuelos
ya se cargan del azahar como los grandes
y presumen d'acitunas como viejos

* El higo y la higuera: "Quien no diga jacha, jigo, y jiguera no es de mi tierra". Con este dicho los extremeños presumimos de nuestro dialecto. Uno de los versos más conocidos de 'El miajón de los castúos' hace referencia al árbol y su fruto:
porqu'icimos asina: jierro, jumo
y la jacha y el jigo y la jiguera

* Manzanas y camuesas: Actualmente Extremadura es una de las mayores potencias hortofrutícolas. En los años 20, la situación era muy diferente. Sin embargo, como anteponiéndose a los tiempos, Chamizo quiso destacar el aroma de una fruta -y una de sus variantes- de la que viven muchos paisanos en la actualidad:

S'arriscan las mozas
y van peripuestas
luciendo los guapos
pañuelos de sëa
goliendo a manzanas
goliendo a camuesas



* El puchero: Puede entenderse como un recipiente de barro o como un cocido típico español. Pero la palabra puchero es sinónimo de paciencia y dedicación. La comida más típica siempre sale del puchero y en 'El miajón de los castúos', la espera tiene un buen final:


D'un periquete voy a ve'l puchero 
y atrancar el postigo de la calle
pa dispués que me siente en tus roillas
que no mus coja naide,
icire yo las cortas ocurrencias 
de mis cortos arcances




* Un pez 'de incógnito': La Semana Santa aparece como una fecha especialmente marcada por la gastronomía. El autor destaca copiosas comidas, dulces, platos con personalidad y un pescado sin determinar. Sólo sabemos que es un pez de mayor tamaño que las carpas, que se encuentra más allá de Zafra y que está más rico que los del Guadiana. ¿De qué pescado hablará? Hagan sus apuestas.

Carpa
Yo tamién me gusta
la Semana Santa,
por sus comilonas
llenas de durzainas
Muchos platos, muchos,
ca uno de su casta
porque pa estos días,
agüela Tomasa
ha mercao unos peces mu grandes,
más grandes que carpas
que se pescan mu lejos, mu lejos,
más allá e Zafra
y sabe d'un modo más rico 
            que los que se pescan en el Guadiana

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